Museo de Historia del Arte de Viena: Sin colas

El Kunsthistorisches Museum (museo de Historia del Arte) ofrece un suntuoso festín de arte firmada por los mejores artistas y artesanos europeos. La colección, reunida por la hoy extinta Casa de Habsburgo, incluye muchas obras esenciales del Renacimiento, agrupadas bajo una elegante bóveda.
En 1891, el emperador de Habsburgo, Francisco José I, abrió el Kunsthistorisches Museum en la Ringstrasse de Viena. El nuevo edificio neoclásico permitió que, finalmente, la enorme (y también envidiable) colección de arte de los Habsburgo estuviera alojada bajo un solo techo. Llena a rebosar de obras de arte de algunos de los mejores artistas europeos, es una de las experiencias que no hay que perderse al visitar Viena.
El propio edificio supone un placer para la vista. Con sus suelos de mármol, frescos, pan de oro y una elegante escalinata, merece alojar obras fascinantes. Y realmente es así.
Sus obras de arte, reunidas durante más de seiscientos años, abarcan un periodo de cinco milenios. De hecho, este museo es equiparable en todos los sentidos a los museos europeos de primera línea, como los Museos Vaticanos, El Prado o el Louvre. Esta colección, con obras que abarcan desde el Antiguo Egipto y la Roma Clásica hasta el Renacimiento, atestigua el exquisito gusto y formidable poder de la Casa de Habsburgo. Si le dedica una tarde, disfrutará de su esmerado trabajo de recopilación.
En caso de que tenga poco tiempo, diríjase directamente a la pinacoteca, donde destacan, entre otros, la Torre de Babel de Pieter Bruegel el Viejo, Verano de Giuseppe Arcimboldo o la Virgen del Prado de Rafael.
NOTA: El edificio idéntico situado otro lado de Maria-Theresien-Platz es el museo Naturhistorisches (museo de Historia Natural). Se abrió al mismo tiempo, como su gemelo, ya que la riqueza acumulada por los Habsburgo requería más espacio. Si tiene tiempo, cada museo se merece que al menos le dedique medio día.